El consumo de agua embotellada está en auge. Según la Asociación Nacional de Empresas de Agua Envasada, España es el tercer país europeo que más agua embotellada consume por detrás de Italia y Alemania, con una media de 60,71 litros por persona al año y un aumento del 5,4% en 2017.
El interés por este negocio de grandes multinacionales, como Coca-Cola o Nestlé, es evidente: se produce agua embotellada a coste muy bajo con un exagerado beneficio. Producirla tiene un coste medio de 2 euros por cada 1.000 litros, es decir, 0,002 euros por litro, para un producto que en el supermercado se vende a unos 0,50 céntimos de euro.
¿A qué se debe el éxito de este sector?
Una de las causas defendidas por algunos consumidores es que el agua embotellada ofrece más garantías. Profesionales como Giuseppe Alta More periodista y autor del libro “Acqua S.p.A. Dall’oro nero all’oro blu” desmienten tal afirmación explicando que las etiquetas del agua embotellada son poco transparentes. Por ejemplo, no refleja los microgramos por litro de arsénico, que en exceso puede ser perjudicial para la salud.
La polémica de las etiquetas apuntada por Altamore tuvo su mayor escándalo en el caso sucedido en el año 2004 en Reino Unido, cuando salió a la luz que el agua que estaba envasando Dasani procedía de la red de suministro público.
Otra de las causas más defendidas por los consumidores de agua embotellada en su sabor. El agua embotellada no sabe a cloro como la del grifo debido a su purificación de filtrado, lo que la hace más agradable para ciertas personas. Por otro lado, los expertos confirman que, debido al cloro y al acuífero de procedencia, el agua sabe diferente de una comunidad autónoma a otra. Para eliminar el sabor a cloro basta con dejar el agua reposar en una jarra destapada durante treinta minutos.
Uno de los principales problemas del agua embotellada es la contaminación plástica sobre el medio ambiente que influye en nuestra salud y en nuestra alimentación, seamos consumidores o no de agua embotellada.
Según un estudio publicado por el diario “The Guardian”, cada segundo se produce en el mundo 20.000 botellas de plástico. Cada vez más se están utilizando materiales reciclables como el PET, pero los esfuerzos para su reutilización a nivel mundial son insuficientes. Menos de la cuarta parte de las botellas vuelven a ser recogidas mientras que entre 5 y 13 millones de toneladas de plástico acaban anualmente en el mar contaminando la flora y animales marinos.
Cada vez son más los países que rechazan el uso de objetos plásticos que no son reutilizables por las graves consecuencias que acarrea al medio ambiente como, por ejemplo, Francia, que ha instalado en Paris fuentes gratuitas de agua con gas o China, que ha prohibido la venta de botellas de plástico en las máquinas expendedoras.
Debemos plantearnos si en verdad es necesario que consumamos tanta agua embotellada. El agua que nos suministra cada uno de los ayuntamientos españoles es totalmente potable y sometida a grandes controles sanitarios. Es posible que en algunos casos, debido a la composición del agua, su sabor nos sea del todo de nuestro agrado pero se puede solucionar fácilmente colocando un filtro. Que en ciudades como Madrid, Burgos, Bilbao, La Coruña, etc. se consuma agua embotellada es totalmente innecesario.
Antes de comprar una botella de agua pensemos en que no solo en que la estamos pagando 1000 veces mas cara que la de grifo sino en el coste que tiene para el medioambiente la producción del envase y, en el mejor de los casos, su reciclaje
Os dejamos un enlace de un vídeo bastante ilustrativo https://www.youtube.com/watch?v=DlXXhiRlLZk