Cuando hablamos de las recomendaciones sobre el tipo de agua de consumo en la infancia acostumbramos a restarle importancia al calcio.
Los dos motivos fundamentales son los inconvenientes que producen las incrustaciones en las aguas duras y su asociación (no demostrada por ningún estudio médico) con la nefrolitiasis o cálculos en el riñón.
Sin embargo, el calcio del agua es un componente muy importante en nuestra nutrición, y más ante el aumento del consumo de bebidas refrescantes desde la infancia ricas en fosfatos, que producen una menor absorción del calcio por el organismo.
Tenemos que partir de la base de que ni los RTS (estándares técnicos regulatorios) del Consejo de la Unión Europea ni la OMS (Organización Mundial de la Salud) establecen un límite máximo de calcio en el agua destinada a consumo humano, basándose en la falta de evidencias que asocien la dureza del agua con la salud.
Necesidades del calcio en la infancia
Las recomendaciones actuales sobre la ingestión adecuada (AI) de calcio se han establecido basándose en aquellas cantidades que aseguren la máxima retención de calcio para alcanzar un pico de masa ósea que disminuya el riesgo de osteoporosis en edades adultas.
Si el calcio de agua de bebida tiene una biodisponibilidad semejante al calcio de los productos lácteos podemos calcular el porcentaje de AI aportado por aguas de 50, 100, 150 y 200 mg/l de calcio (Ver tabla)
Fuente: Dr. I. Vitoria Miñana
Es importante conocer las fuentes dietéticas que nos pueden aportar calcio para asegurarnos de que ingerimos las cantidades recomendadas. Para muchos niños y adolescentes la principal fuente de calcio son los productos lácteos, aunque para llegar a las cantidades recomendadas es necesario el consumo de otros alimentos. Los vegetales son una fuente de calcio, pero en menor cantidad y, para alcanzar las cantidades requeridas, sería necesario ingerirlas en grandes raciones. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, las espinacas y los cereales integrales contienen oxalatos y fitatos respectivamente, que inhiben la absorción del calcio.
Por eso, se ha intentado aportar calcio por otras fuentes como son los zumos de frutas o enriqueciendo en calcio la leche e incluso el agua embotellada.
Debido a esto los expertos recomiendan incluir el agua como aporte extra de calcio en la dieta de niños y adolescentes.