Estamos en sus manos y lo ignoramos

On the Road with Claudia (2)

Es impactante cómo, a pesar de que nuestro cerebro recibe datos constantemente, ciertas informaciones son retenidas de manera inconsciente sin parar de rondar en él, llegando incluso a martillear hasta dejar un poso de preocupación que no se sabe muy bien cómo ni dónde encajar.

Por un lado, el pasado domingo 31 de marzo, unas 50.000 personas marcharon por las calles de la capital española demandando un mayor protagonismo en los planes presentes y futuros para con la ciudadanía española.

Por otro, el pasado año se publicaba en todos los periódicos que el 30% del territorio español contiene el 90% de la población. Automáticamente, se construye en mi cabeza el siguiente gráfico:

Gráfico 1: Distribución geográfica de la población española

Fuente: elaboración propia a partir de los datos publicados por el Ministerio de Política Territorial y Función Pública

He aquí una primera conexión: estos simples datos, muestran una clara asimetría en el reparto territorial español. Vivimos todos juntos, pegados, amontonados en las zonas urbanas, buscando desesperadamente espacios para respirar, dando lugar a fenómenos sociales de desplazamiento tan importantes como la gentrificación.

Llegados a este punto, parece lógico hacerse ciertas preguntas: si mejoramos las condiciones de vida de las zonas rurales, ¿iríamos a vivir allí?, ¿contribuiría ello a una bajada generalizada de los precios de las viviendas en toda España? (recordemos que la tasa de variación del IPV lleva siendo positiva desde el segundo trimestre de 2014), ¿mejoraría nuestra calidad de vida?, ¿por qué la lógica social nos empuja a querer quedarnos en ciudades grandes y no en pueblos? Si todos lo queremos todo, ¿no deberíamos tener pisos de rotación entre los que vivimos en la ciudad y los que viven en los pueblos y así disfrutar todos del teatro, el cine, variedad de restaurantes…?

Y en mitad de este mar de conjeturas, aparece una nueva información que muestra de nuevo una asimetría en el reparto, esta vez, del consumo de agua en el país:

 Gráfico 2: Usos del recurso hídrico en España en el año hidrológico 2016-2017

Fuente: elaboración propia a partir de los datos del Informe de Seguimiento de los Planes Hidrológicos de Cuenca y de los Recursos Hídricos en España

Otro golpe a mi revolucionado cerebro. Y no solo eso, sino que, según el CEDEX y el IPCC, España perderá entre un 24% y un 40% de sus recursos hídricos…

De nuevo, otra conexión y me cercioro de la gran responsabilidad que ostentan los que habitan las zonas rurales: ¡manejan casi el 80% de ese recurso natural que será más valioso que el petróleo en futuro muy cercano!

Aquellos que pueblan el medio rural y que cuidan de él, tienen en su haber una responsabilidad demasiado grande para que los urbanitas la ignoremos; es un problema global, de todos.

Tenemos que ayudar, apoyar e involucrarnos con ellos. No solo producen nuestros bienes de consumo más básicos para asegurar nuestra reproducción social, lo que ya conlleva una gran responsabilidad de la que apenas somos conscientes, sino que están administrando el futuro de todos.

En sus manos está el uso responsable y sostenible de los recursos hídricos de todos los españoles. En sus manos están los paisajes que veremos los urbanitas cuando viajemos en coche de una ciudad a otra. En sus manos está nuestra alimentación y, en sus manos está nuestra calidad de vida; nuestra, de ellos, de todos como sociedad.

No miremos para otro lado, abandonemos el individualismo en el que estamos educados y busquemos una solución común, un cambio de 180°: políticas fiscales expansivas a través de, por ejemplo, una imposición especial para aquellos que viven y trabajan el campo, inversión en infraestructuras para mejorar las comunicaciones y conseguir que el Estado del Bienestar se reparta más equitativamente entre la urbe y el medio rural, fomento del trabajo telemático en las empresas españolas…  Y, en general, políticas sociales que mitiguen las asimetrías campo-ciudad para fomentar una mayor y mejor colaboración e integración.

Mi cerebro sigue dándole vueltas y no para de chocar contra la pared que suponen estas contradicciones y creo que ahora tenemos una oportunidad de oro.

La responsabilidad democrática siempre está ahí, desde el momento en que formamos parte de esta ciudadanía. Democracia, “gobierno del pueblo”. Reflexionemos sobre estas palabras y hagámoslas efectivas; ahora más que nunca debemos ser conscientes de qué elegiremos el día que nos plantemos ante las urnas.

Pueblo, políticos, comunidades, instituciones: Salvemos Nuestro Futuro.

Amanda Vega Hidalgo

Graduada en Administración y Dirección de Empresas, UMA

Estudiante del Máster en Economía Internacional y Desarrollo, UCM

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