¿Puede ser el agua una solución a los problemas energéticos?

Podemos definir la energía como la capacidad de realizar un trabajo, que no se crea ni se destruye, sólo se transforma y se transmite degradándose continuamente hacia una forma de energía de menor calidad, normalmente térmica.

La energía eléctrica es la más usada para el uso humano en iluminación, electrodomésticos, motores, bombas, e informatización. Por ello se suele hablar de las distintas fuentes de energía que suelen acabar transformándose en energía eléctrica clasificadas en renovables y no renovables.

La disponibilidad de energía es una de las mayores preocupaciones para el futuro y sostenibilidad de la humanidad debido al crecimiento de la población y por que un 80% proviene de fuentes no renovables y por lo tanto limitadas. Es por esto, que tenemos que pensar en el aprovechamiento de las fuentes renovables de energía, pero la mayoría no son acumulables, ni se pueden explotar en el momento que se necesitan.

Se necesita energía por la noche para iluminar, o cuando no hace viento, o cuando no hay olas, o para poder transportarse largas distancias, por lo que es necesario poder acumular la energía de esas fuentes renovables no acumulables ni controlables.

La respuesta es la energía hidráulica, utilizada desde hace años para mover norias y molino, que además de renovable es acumulable y se puede trasformar en energía eléctrica cuando se necesite.

Hoy en día, ya existen diferentes aprovechamientos hidráulicos que transforman la energía potencial del agua en electricidad al mover turbinas al salir de un embalse. Hay incluso algunas centrales hidroeléctricas “reversibles”, es decir que se pueden usar para acumular energía eléctrica, consumiendo energía eléctrica volviendo a subir el agua a los embalses, para poder volver a transformarla en electricidad cuando se necesite.

Es por eso por lo que el agua es una solución a los problemas de energía, generando energía eléctrica cuando se necesita e incluso pudiéndose acumular la producida por otras fuentes para cuando se necesite.

Además de los efectos beneficiosos energéticos, la energía hidráulica también tiene efectos beneficiosos hídricos al laminar las avenidas o crecidas de los ríos y poder acumular el agua para su uso humano y de regadío en caso de sequías.

No obstante, siempre hay inconvenientes, las presas hidráulicas tienen efectos ambientales en su construcción como la pérdida de fauna y flora. Por ello, es necesario implementar un exhaustivo plan de medidas preventivas y correctivas y control de los efectos de las mismas.

En la actualidad, se estudia el uso del agua y encergías renovables como fuente de energía para vehículos de hidrógeno que respetan y cuidan el medio ambiente.

En conclusión, el agua es una solución de los problemas energéticos, ya que es una fuente de energía renovable y acumulable, se puede transformar en energía eléctrica cuando se necesite manteniendo caudales ecológicos y respetando el medio ambiente.

 

Estamos en sus manos y lo ignoramos

Es impactante cómo, a pesar de que nuestro cerebro recibe datos constantemente, ciertas informaciones son retenidas de manera inconsciente sin parar de rondar en él, llegando incluso a martillear hasta dejar un poso de preocupación que no se sabe muy bien cómo ni dónde encajar.

Por un lado, el pasado domingo 31 de marzo, unas 50.000 personas marcharon por las calles de la capital española demandando un mayor protagonismo en los planes presentes y futuros para con la ciudadanía española.

Por otro, el pasado año se publicaba en todos los periódicos que el 30% del territorio español contiene el 90% de la población. Automáticamente, se construye en mi cabeza el siguiente gráfico:

Gráfico 1: Distribución geográfica de la población española

Fuente: elaboración propia a partir de los datos publicados por el Ministerio de Política Territorial y Función Pública

He aquí una primera conexión: estos simples datos, muestran una clara asimetría en el reparto territorial español. Vivimos todos juntos, pegados, amontonados en las zonas urbanas, buscando desesperadamente espacios para respirar, dando lugar a fenómenos sociales de desplazamiento tan importantes como la gentrificación.

Llegados a este punto, parece lógico hacerse ciertas preguntas: si mejoramos las condiciones de vida de las zonas rurales, ¿iríamos a vivir allí?, ¿contribuiría ello a una bajada generalizada de los precios de las viviendas en toda España? (recordemos que la tasa de variación del IPV lleva siendo positiva desde el segundo trimestre de 2014), ¿mejoraría nuestra calidad de vida?, ¿por qué la lógica social nos empuja a querer quedarnos en ciudades grandes y no en pueblos? Si todos lo queremos todo, ¿no deberíamos tener pisos de rotación entre los que vivimos en la ciudad y los que viven en los pueblos y así disfrutar todos del teatro, el cine, variedad de restaurantes…?

Y en mitad de este mar de conjeturas, aparece una nueva información que muestra de nuevo una asimetría en el reparto, esta vez, del consumo de agua en el país:

 Gráfico 2: Usos del recurso hídrico en España en el año hidrológico 2016-2017

Fuente: elaboración propia a partir de los datos del Informe de Seguimiento de los Planes Hidrológicos de Cuenca y de los Recursos Hídricos en España

Otro golpe a mi revolucionado cerebro. Y no solo eso, sino que, según el CEDEX y el IPCC, España perderá entre un 24% y un 40% de sus recursos hídricos…

De nuevo, otra conexión y me cercioro de la gran responsabilidad que ostentan los que habitan las zonas rurales: ¡manejan casi el 80% de ese recurso natural que será más valioso que el petróleo en futuro muy cercano!

Aquellos que pueblan el medio rural y que cuidan de él, tienen en su haber una responsabilidad demasiado grande para que los urbanitas la ignoremos; es un problema global, de todos.

Tenemos que ayudar, apoyar e involucrarnos con ellos. No solo producen nuestros bienes de consumo más básicos para asegurar nuestra reproducción social, lo que ya conlleva una gran responsabilidad de la que apenas somos conscientes, sino que están administrando el futuro de todos.

En sus manos está el uso responsable y sostenible de los recursos hídricos de todos los españoles. En sus manos están los paisajes que veremos los urbanitas cuando viajemos en coche de una ciudad a otra. En sus manos está nuestra alimentación y, en sus manos está nuestra calidad de vida; nuestra, de ellos, de todos como sociedad.

No miremos para otro lado, abandonemos el individualismo en el que estamos educados y busquemos una solución común, un cambio de 180°: políticas fiscales expansivas a través de, por ejemplo, una imposición especial para aquellos que viven y trabajan el campo, inversión en infraestructuras para mejorar las comunicaciones y conseguir que el Estado del Bienestar se reparta más equitativamente entre la urbe y el medio rural, fomento del trabajo telemático en las empresas españolas…  Y, en general, políticas sociales que mitiguen las asimetrías campo-ciudad para fomentar una mayor y mejor colaboración e integración.

Mi cerebro sigue dándole vueltas y no para de chocar contra la pared que suponen estas contradicciones y creo que ahora tenemos una oportunidad de oro.

La responsabilidad democrática siempre está ahí, desde el momento en que formamos parte de esta ciudadanía. Democracia, “gobierno del pueblo”. Reflexionemos sobre estas palabras y hagámoslas efectivas; ahora más que nunca debemos ser conscientes de qué elegiremos el día que nos plantemos ante las urnas.

Pueblo, políticos, comunidades, instituciones: Salvemos Nuestro Futuro.

Amanda Vega Hidalgo

Graduada en Administración y Dirección de Empresas, UMA

Estudiante del Máster en Economía Internacional y Desarrollo, UCM

Calcio natural contra suplementos. ¿Cuál es mejor?

Muchos de los productos que compramos tienen escrito frases como: «Enriquecido con calcio natural de la leche«, «Sin azúcares añadidos», «Con vitaminas naturales de la fruta»…

En primer lugar, debemos preguntarnos: ¿para qué sirve el calcio? Es un elemento fundamental de nuestro sistema óseo, la que da estructura a nuestros huesos. Es especialmente importante para niños y para ancianos, dado que en el primer caso se están formando y necesitan fortalecerse y en el segundo caso se debilitan y la descalcificaciones puede dar paso a enfermedades como la  osteoporosis, una de las causas más comunes de rotura ósea.

No sirve solo con hincharnos a alimentos ricos en calcio, para que nuestro organismo lo absorba, es totalmente necesaria la acción de otros elementos como la vitamina D.

«Una ingesta alta de suplementos de calcio está asociada con un mayor riesgo de infarto de miocardio»

Es por esto, que uno de los alimentos más enriquecidos en calcio, la leche, no es una fuente rica en vitamina D. Según la Base de Datos Española de Composición de Alimentos (BEDCA) o la  Encuesta Nacional de Ingesta Dietética Española(ENIDE), 100 gramos de leche contienen 124 miligramos de calcio, lo que representa el 15,5% de la cantidad diaria recomendada. A su vez, la leche contiene tan solo 0,03 microgramos de vitamina D, lo que representa el 0,6% de la cantidad diaria recomendada de este micronutriente. Esa diferencia entre el 15,5% y el 0,6% es tan enorme que deja de manifiesto que, por mucha leche que tomemos, la absorción del calcio que contiene estará completamente limitada por la disponibilidad de vitamina D.

Según el informe ENIDE, el 83% de los españoles tiene, como mínimo, una insuficiencia vitamina D. En cambio, el calcio es mucho más común en nuestra dieta. Tan solo un 37% de la población española sufre deficiencias de calcio, sobre todo en las mujeres de entre 45 y 64 años, de las cuales tiene insuficiencia de calcio el 82,9%.

Es por esto que, que en las etiquetas de muchos alimentos anuncia «Enriquecido con calcio y vitamina D«, porque cualesquiera de estos micronutrientes dependen el uno del otro. Del mismo modo, los suplementos alimentarios cumplen esta función a la perfección, son una mezcla de todo lo que necesitamos y nos ayudan a alcanzar los niveles recomendados de estas sustancias. Pero cuando consumimos suplementos de calcio sin ser necesario puede dar lugar a diversas enfermedades y efectos negativos como un aumento del riesgo de infarto de miocardio o riesgos de enfermedades cardiovasculares entre otros.

En conclusión, debemos estar atentos al etiquetado de los alimentos que consumimos, así como controlar las cantidades de calcio y vitamina D que nuestro cuerpo necesita para estar sano ya que tomar suplementos sin razón puede producirnos efectos totalmente contrarios a los deseados

El calcio  es fundamental para nuestro sistema óseo, eso sí, equilibrándolo correctamente con un consumo de vitamina D  y  en su justa medida.

Los 10 alimentos con más agua

Las fuentes de agua de nuestra dieta son fundamentalmente tres: los líquidos de las bebidas, el agua contenida en los alimentos ingeridos y el agua que se produce durante la metabolización de los hidratos de carbono, la grasa y las proteínas que consumimos.

Todos los alimentos contienen agua, pero no todos contienen la misma cantidad. Por eso en las épocas más calurosas se recomienda consumir los alimentos con más agua para refrescarte y evitar la deshidratación.  Según las recomendaciones de los expertos la ingesta de líquidos al día debe ser de entre un 70% – 80% a través de bebidas (agua, té, café…) y del 20%-30% de los alimentos. Para ello a continuación dejamos una lista los alimentos que más agua contienen.

  1. Sandía: La sandia es una de las frutas con más porcentaje de agua, de echo el 95% de su contenido es líquido. Además aporta fibra, azúcares, antioxidantes y vitaminas como la B o la C.
  2. Piña: Es un excelente diurético natural que nos ayuda a depurar nuestro cuerpo, aportando una buena dosis de líquido, fibra y antioxidantes.
  3. Melón: Otra de las frutas a destacada es el melón con un 90% de contenido en agua. Es una gran opción para hidratarse e ingerir vitaminas y fibra que ayudan a nuestro organismo
  4. Pepino: El pepino con un 96% de agua es otro de los alimentos preferidos para evitar la deshidratación. Además, es uno de los principales protagonistas en tratamientos cosméticos ya que ayuda a reducir bolsas, ojeras y drena nuestro cuerpo debido su aporte de agua.
  5. Lechuga: la reina de las ensaladas, es uno de los alimentos que tiene más agua con un 96%
  6. Brócoli: Famosos por sus nutrientes y por su porcentaje hídrico de un 91%
  7. Espárragos: Los espárragos aparte de sus propiedades diuréticas cuentan con gran cantidad de agua y fibras.
  8. Tomate: Además de su aporte de agua, es una alternativa llena de antioxidantes, fibra y vitaminas muy beneficiosa para nuestro metabolismo.
  9. Naranja: Más del 90% de la naranja es agua además tiene gran cantidad de vitaminas y minerales.
  10. Manzana: Es una fruta que podemos encontrar en cualquier temporada del año, es una gran aliada contra la deshidratación ya que cuenta con un 84% de agua.

El agua dura en las redes de suministros municipales

Está comprobado que incluso altos grados de dureza en el agua son, en la mayoría de los casos, positivos para la salud humana (especialmente en niños y adolescentes), siempre y cuando se trate de contenidos de calcio y magnesio naturales. Estudios han encontrado paralelismos entre el agua blanda y la mala salud dental, la acidificación y las enfermedades coronarias. El verdadero problema del agua dura lo encontramos en las incrustaciones de la cal en tuberías y electrodomésticos.

El fenómeno de incrustación calcárea, al contrario que la corrosión, es un problema propio del agua, independientemente del material que lo recorra.
Estos procesos se manifiestan por la aparición en la tubería de costras calcáreas constituidas por cristales insolubles de carbonatos cálcicos y magnésicos acompañados a veces de otras sustancias extraña.

Las redes de suministro municipales son unas de las mayores perjudicadas por las incrustaciones. El deterioro de los sistemas de distribución de agua potable pueden afectar a la calidad del agua debido a las condiciones de las tuberías. Además, produce obstrucciones en las mismas, sobre todo en las válvulas, provocando una disminución de caudal y mayores pérdidas de carga, así como un aumento en los costos de distribución y de mantenimiento.

En casos extremos, parte de la infraestructura queda inhabilitada temporalmente y, por tanto, provoca la suspensión el servicio. Este problema afecta tanto al suministro de agua potable a los ciudadanos como a otros servicios como pueden ser el riego de parques y jardines, las fuentes públicas, instalaciones municipales deportivas, industrias, etc.

La acumulación de sedimentos en los sistemas de distribución pueden proteger a los microorganismos de los desinfectantes. Estos organismos pueden reproducirse y causar problemas tales como mal sabor y olor, lo cual trae como consecuencia que el agua que llega al consumidor no esté apta para su consumo.

Habrá quién pueda pensar que la solución sería someter al agua a un tratamiento de ablandamiento. Este proceso, que se realiza con un equipo de descalcificación, tiene varios inconvenientes: la alteración de la composición química del agua, los altos costes de mantenimiento y la alta producción de agua de rechazo. Los intercambiadores de iones o los equipos de descalcificación comunes extraen del agua los iones de calcio y magnesio, es decir,
precisamente aquellos minerales disueltos que el agua necesita y que, de hecho, nuestro cuerpo es capaz de asimilar perfectamente. Por el contrario, los descalcificadores conocidos añaden al agua cloruro de sodio – o sea, sal de mesa – lo que con toda seguridad no es bueno.

Pero el mayor inconveniente es que este método es inviable para tratar agua de consumo municipal ya que, el mantenimiento sería costosísimo, la cantidad agua convertida en salmuera que produce de rechazo sería inasumible y, el principal: no existen descalcificadores que traten tantísimo volumen de agua. Además, el agua producida en los tratamientos de ablandamiento es ¨agresiva¨hacia los materiales usados en las redes de distribución. Así, por ejemplo, las aguas blandas de dureza baja, con carácter agresivo por exceso de CO2 y valor de pH bajo, producen corrosiones en tuberías de hierro, cobre y acero galvanizado.

Además no sólo son atacados los tubos por el agua que la recorre sino también por los materiales que las recubren como: cal, cemento y hormigones, productos bituminosos, etc. Es común encontrar, en instalaciones de agua excesivamente blanda, perforaciones y obstrucciones en las líneas de agua.

La solución pasa por la aplicación de la tecnología física, es decir, de los desincrustadores electrónicos, cuyo principio de actuación se basa en la modificación de la cristalización de las moléculas de carbonato de calcio mediante la aplicación de ondas electroestáticas que consiguen que pierdan su capacidad de incrustación.

En conclusión: creo que se debería intentar limitar el empleo de tratamientos químicos del agua a los casos en los que no existe otra alternativa, como puede ser en potabilización o exceso de nitratos, sulfatos, etc. y sustituirlos por métodos alternativos e ir a tecnologías más ecológicas y sostenibles , como son los desicrustadores electrónicos, en el casos del tratamiento de aguas duras.